El Puerto de Jubiley aparece hoy como una pequeña cortijada, con pocos habitantes permanentes. Pero tuvo un pasado mucho más populoso. Con origen en una Venta, construido en un cruce de caminos, de la que todavía hoy se conserva buena parte.

El origen del pueblo fue precisamente ese, un cruce de caminos en la confluencia de la rambla de Alcázar que desemboca en ese lugar con el río Guadalfeo, que riega la vega de esta zona. Precisamente el pueblo se sitúa en la confluencia de los términos municipales de Órgiva, Torvizón y La Taha (que recoge el antiguo término municipal de Mecina Fondales). Por eso en la actualidad unas casas pertenecen a Torzvizcón, otras a Órgiva y algunas pocas a La Taha.

El pueblo sigue conservando con singularidad, los detalles de un típico pueblo alpujarreño, y en él todavia podemos admirar hornos en plena calle (como el de la fotografía), un molino reutilizado como vivienda, pero que conserva buena parte de su estructura original y de sus elementos. También se puede ver parte de la antigua posada, y la perfecta adaptación de las casas al terreno.

Llegó a ser tan populoso que se hizo necesaria la construcción de una escuela que albergó una aula de niños y otra de niñas. Sus benefectores y principales organizadores para su construcción fueron doña Carmen, una maestra que impartió clases allí muchos años, y el jesuíta padre Ulpiano López , ambos naturales de la cercana localidad de Mecina-Fondales.

El edificio albergaba igualmente una pequeña ermita, para poder tener auxilio espiritual, ya que no había ninguna iglesia en el pueblo. De modo que los acontecimientos (bautismos, matrimonios y defuncione) tenían que realizarse en las parroquias de los pueblos a los que pertenecían sus habitantes (Órgiva,Torvizcón o Mecina).

La parte del pueblo, perteneciente hoy a La Taha, es la más alejada del río, ya en el camino que ascendía para atravesar el Cerro Corona por su espalda. Son varias cortijadas, la mayoría en ruínas, excepto dos que han sido recientemente rehabilitadas.

Desde este camino, atravesando el monte, se llegaba hasta el río Trevélez, y se ascendía de nuevo hasta Fondales, siendo éste el camino habitual de intercambio entre Mecina y el Puerto de Jubiley.